18 diciembre 2013
Paola Martínez
En medio de un clima revolucionario en México y luego de 8 años de diversos esfuerzos organizativos, los trabajadores electricistas fundan el 14 de diciembre de 1914 el Sindicato de Empleados y Obreros del Ramo Eléctrico, que siete días más tarde cambiaría su nombre por el de Sindicato Mexicano de Electricistas (SME). Teniendo como ejemplo la lucha de los trabajadores tranviarios, el SME nace con toda la beligerancia y conciencia sindical de los obreros que han comprendido lo fundamental que resulta su trabajo en el proceso productivo y para el desarrollo social y económico de su país.
Fueron apenas sesenta trabajadores los que decidieron dejar atrás las Sociedades Mutualistas y las iniciativas cooperativistas, para encausar la lucha de los electricistas a través de la fundación de un sindicato:
“Jamás se imaginaron los capitalistas insensibles, los pulpos insaciables de energías humanas, que el inmenso entusiasmo, que el aplauso delirante que estalló al proclamarse la fundación del nuevo Sindicato, sería el principio de una era nueva de reivindicación y de justicia, y que la fuerza irresistible y avasalladora de la unión había de hacer inclinar con la resignación de la impotencia muchas frentes altivas […]”[i].